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ENTREVISTA A LA DIRECTORA DE LA ADLE

María Ángeles Rodríguez: “Cartagena tiene que ser una ciudad donde el talento local encuentre sus oportunidades y no tenga que marcharse”

La directora de la ADLE defiende que la bajada del paro debe ir acompañada de más emprendimiento, relevo generacional y formación adaptada a las nuevas industrias

Alicia Pérez de la Piñera Lunes, 29 de Septiembre de 2025 Tiempo de lectura:
María Ángeles Rodríguez, directora de la ADLEMaría Ángeles Rodríguez, directora de la ADLE

Habla con los datos en la mano, pero también con la pasión de quien cree en lo que hace. Funcionaria de la Comunidad Autónoma, llamada por la alcaldesa en 2021 para dirigir la Agencia de Desarrollo Local y Empleo (ADLE), María Ángeles Rodríguez ha convertido el organismo en un puente entre trabajadores, empresas y formación. Su empeño es claro: que Cartagena no pierda a su gente y sepa estar preparada para el futuro laboral que ya se dibuja.

 

Cuando asumió la dirección de la ADLE en enero de 2022, Cartagena tenía 15.705 parados. Hoy la cifra ha bajado a 11.835, la más baja desde que hay registros. La directora celebra la tendencia, pero matiza: “hay un paro muy resistente, el de larga duración, donde debemos concentrar esfuerzos con programas específicos para personas desmotivadas y de mayor edad”.

 

El trabajo con los desempleados se complementa con el contacto directo con las empresas. “De nada serviría actuar solo con las personas —señala— si no conectamos con el tejido empresarial. Nuestro papel es tender puentes”. En ese espíritu nació en 2023 la Mesa de Formación de las Nuevas Industrias, impulsada por la alcaldesa y que ya suma 150 miembros entre universidades, centros de FP, grandes compañías y administraciones. Su misión es clara: alinear la formación con las necesidades reales del mercado.

 

El horizonte está marcado por el Programa Caetra y por sectores emergentes como la ciberseguridad, la transición energética, la construcción modular, el turismo digital o el nomadismo laboral. “Cartagena debe estar lista para acoger esas oportunidades y, sobre todo, para que sean los cartageneros quienes las ocupen”, afirma. Además puntualiza que “Cartagena tiene que ser una ciudad donde el talento local encuentre sus oportunidades y no tenga que marcharse”, porque de ello depende que el desarrollo económico repercuta realmente en sus vecinos.

 

Ese futuro convive con oficios de siempre que siguen siendo necesarios. Un estudio con empresas locales reveló que industrias altamente tecnificadas todavía demandan manos expertas: ebanistas, tapiceros, lacadores o pulidores. “Se necesita lo más tecnológico y lo más tradicional. No debemos permitir que esos oficios desaparezcan”, advierte la directora. La ADLE impulsa planes de relevo para mantener vivo ese conocimiento y evitar la fuga de talento.

 

La nueva ley de Formación Profesional, que obliga a la FP dual desde 2025, refuerza la necesidad de implicar a las empresas. “Tenemos que ser los conectores para que esas prácticas se conviertan en empleos estables”, explica.

 

El emprendimiento es otro de los pilares. María Ángeles lamenta que muchos jóvenes aún asocien emprender con tener grandes recursos o inventar algo revolucionario. “Queremos demostrar que el emprendimiento, si se hace con asesoramiento y cabeza, puede ser una opción de vida. También para mujeres que buscan fórmulas de conciliación diferentes”.

 

La economía social gana peso en Cartagena. Un estudio municipal estima que las cooperativas podrían generar hasta 5.000 empleos en cinco años. “Durante la pandemia resistieron mejor que otras fórmulas jurídicas”, recuerda la responsable de la agencia, que pone en valor ejemplos recientes en peluquerías, una librería en Santa Ana o la cooperativa Espacio de Pausa.

 

La financiación es clave. Gracias a convenios con MicroBank, Caja Rural Central y Aválam, los microcréditos ya superan en septiembre los del año anterior: 243.000 euros destinados a 16 proyectos. “Nunca aprobamos un crédito si no vemos que el plan de negocio es viable. Queremos que los proyectos salgan adelante”, puntualiza.

 

El perfil del emprendedor también ha cambiado: el 63% son mujeres y casi la mitad procede de la formación profesional. Los sectores son variados: comercio, hostelería, servicios, reformas o industria.

 

Otro reto es el relevo generacional en negocios consolidados que se quedan sin sucesión. La ADLE ha creado una unidad específica que en 2025 ya ha acompañado tres traspasos. “No queremos que comercios y restaurantes emblemáticos echen el cierre solo por falta de relevo”, sostiene.

 

Los programas sociales completan la acción de la agencia. Juntos es Más, dirigido a personas con trastorno mental o en rehabilitación de adicciones, busca romper prejuicios en las empresas. “Cuando conocen al trabajador, suelen quedarse con él. Me emociona que este año participen jóvenes menores de 25 años, porque supone superar un doble estigma”.

 

El empleo juvenil también se impulsa con el programa Mi primer empleo, en colaboración con el SEF. “De 25 jóvenes, 9 de cada 10 encontraron trabajo y 7 siguen empleados. Es una gran oportunidad para comenzar una carrera laboral”, celebra.

 

La ADLE maneja un presupuesto de cuatro millones de euros, de los que más de un millón provienen directamente del Ayuntamiento. Se destinan a programas de larga duración, emprendimiento y formación en sectores emergentes.

 

En digitalización, el gran proyecto es Espacio Nube, un centro pionero que busca convertir Cartagena en referente de competencias digitales. “Será un espacio abierto a todas las generaciones, para que nadie quede atrás”, explica María Ángeles. Allí convivirán talleres de alfabetización digital básica —para mayores que necesitan aprender a usar una aplicación o tramitar un servicio online— con programas avanzados de ciberseguridad, programación o big data, enfocados en jóvenes y profesionales. También servirá como punto de encuentro para emprendedores tecnológicos y como escaparate de talento local para las empresas.

 

“Cartagena no puede permitirse que la brecha digital deje a nadie fuera del mercado laboral”, resume la directora de la ADLE, convencida de que la digitalización es un eje transversal que atravesará a la industria, el comercio, el turismo y los servicios.

 

Concluye con una mirada ambiciosa: “Cartagena debe ser referente en nuevas industrias, energías renovables, seguridad y defensa, biocombustibles, construcción moderna, turismo y digitalización. Yo no habría dado este paso si no creyera en esa visión estratégica a medio y largo plazo para la ciudad”.

 

Porque, como recuerda María Ángeles Rodríguez, el futuro del empleo en Cartagena no está escrito aún: se está construyendo hoy, en cada programa, en cada emprendimiento, en cada oficio que se rescata. Y en esa construcción se juega también el futuro de la ciudad entera.
Un futuro que no se mide solo en estadísticas, sino en oportunidades reales: jóvenes que encuentran su primer trabajo, mujeres que emprenden para conciliar, artesanos que transmiten su saber y empresas que apuestan por la innovación. En todos ellos late la certeza de que Cartagena puede crecer sin dejar a nadie atrás.

 

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