La Ruta de la Suerte continúa su viaje, y en su tercera etapa hace parada en uno de los escenarios naturales más sobrecogedores del sureste español: los Chorros del Río Mundo, en Albacete. Allí, Miguel Ángel Zapata se encuentra con Nacho Guerreros, actor, productor y rostro inconfundible de La que se avecina, para mantener una conversación tan profunda como el cauce que los rodea.

En este entorno de fuerza salvaje y serenidad, ambos reflexionan sobre el viaje de la vida, la suerte y los caminos inesperados que nos llevan hasta donde estamos. Guerreros habla con honestidad de su trayectoria, de sus comienzos en el teatro, de la intensidad de los rodajes, del vértigo de la fama y del desafío constante de mantenerse fiel a uno mismo en un mundo que a menudo confunde el éxito con la apariencia.

“La verdadera suerte no siempre es llegar, sino seguir”, confiesa el actor, mientras la conversación fluye como el propio río.

El diálogo se abre paso hacia temas universales como la empatía, la lectura, la incertidumbre del presente y la necesidad de detenerse para observar. Zapata conduce la charla con la naturalidad de quien busca más allá de las palabras, y Guerreros responde con la profundidad de quien ha aprendido que la fragilidad también forma parte del camino.

El encuentro culmina con un gesto simbólico donde ambos colocan una piedra a orillas del agua, sellando ese instante de reflexión compartida y uniéndose, de algún modo, al ciclo eterno del movimiento, la transformación y la vida.

Así, La Ruta de la Suerte sigue avanzando, dejando tras de sí no solo paisajes, sino también huellas humanas que invitan a mirar el destino con otros ojos.