Japón demanda más alimentos españoles
El mercado japonés para alimentos y bebidas de alto valor continúa cambiando drásticamente, con las últimas tendencias moviéndose hacia a alimentos más funcionales, sanos y nutritivos. Mientras que los menús y los sabores tradicionales aún guían los hábitos de consumo del japonés medio, la cocina occidental y otras cocinas étnicas de Asia están teniendo un gran impacto en el mercado.
El consumidor japonés que solía estar dispuesto a pagar altos precios por calidad y conveniencia está empezando a demandar calidad a precios razonables debido a la actual situación débil de la economía. En consecuencia, el sector está respondiendo con tiendas de productos de 100 yen = 1 euro y otros formatos de descuentos o outlets. Algunas grandes cadenas de mayoristas están compitiendo en diferenciación introduciendo productos bajo marcas propias con precios por debajo de los que ofrecen las marcas nacionales y asegurando la trazabilidad de los productos hacia los fabricantes o productores.
Bajo la premisa de que la población japonesa tendera a bajar debido a la baja tasa de natalidad y a la falta de inmigración, el sector alimentario japonés puede debilitarse en el futuro. Los minoristas y operadores de servicios alimentarios están compitiendo por captar consumidores en diversos frentes, vía precios, conveniencia, variedad y/o seguridad. Algunas compañías están intentando sobrevivir en la industria a través de fusiones y adquisiciones o acuerdos que van más allá de sus canales tradicionales de negocio. Sin embargo, a medida que el mercado continúa segmentándose y la población envejece y se vuelve más pudiente, las oportunidades para productos alimentarios de alta calidad y valor solo pueden ir en aumento.
Japón es la segunda economía de Asia, la tercera economía mundial y el segundo mercado de consumo del mundo. A pesar de las dificultades que pueda suponer acceder a un mercado tan exigente como el japonés, una población de 127 millones de habitantes, uno de los poderes adquisitivos más altos del mundo, la lealtad del comprador y la puntualidad en el pago, son razones de peso para que las empresas españolas de alimentación elijan a Japón para vender sus productos.
Las exportaciones españolas de productos agroalimentarios y bebidas al mercado japonés alcanzaron en 2012 los 418 millones de euros, lo que supuso un crecimiento del 26% respecto a 2011. Es el tercer año consecutivo que las ventas del sector a Japón crecen por encima del 20%.
Por productos, son los cárnicos congelados los que encabezan el ranking con 92 millones de euros, seguidos del aceite de oliva con 60 millones de de euros, los pescados frescos con 48 millones de euros y los vinos con denominación de origen con 30 millones.
.
Un mercado muy exigente
El consumidor japonés siente gran curiosidad a la hora de probar nuevos productos y, por lo general, suele considerar que los alimentos y bebidas importados desde Europa son de mejor calidad y más dignos de confianza.
Es un destino comercial donde la obsesión por el detalle, la excelencia en el servicio y la exigencia son máximas. Por ello, el exportador español de alimentos debe ajustarse a las preferencias del consumidor japonés y no debe pasar por alto que, aunque utilizan los mismos materiales que en Occidente, existe mayor inversión en tecnología lo que se traduce en envases más eficientes y atractivos.
El diseño y la presentación del envase pueden ser más relevantes en la decisión de compra que la propia calidad del producto y por ello deben cuidarse al máximo. Además, como el producto procedente de Europa es considerado como exclusivo y de calidad, esto lleva asociado un mayor precio.
Les voy a dar unas claves para que puedan desarrollar los consejos anteriores:
En términos generales el concepto del engaño no está generalizado en la sociedad japonesa y el consumidor siempre esperará recibir lo mejor de su proveedor que a su vez procurara ofrecer el mejor servicio/producto.
Los hábitos de consumo están muy influenciados por las largas jornadas de trabajo que suelen superar las 40 horas semanales. El uso de las horas extras está muy instaurado en Japón, donde la devoción por la empresa se convierte en uno de los pilares centrales de la sociedad.
Este ritmo de vida tiene efectos directos sobre los hábitos de compra y el formato y tamaño en que se presentan los productos. Entre las últimas tendencias observadas destaca el creciente interés del público japonés, y en consecuencia de los importadores, por productos de tamaño pequeño o presentado en formato “mini” y con diseño atractivo.
¿Bueno a que después de leer esto nos parece que Japón no esta tan lejos?
来週まで hasta la próxima semana!
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El consumidor japonés que solía estar dispuesto a pagar altos precios por calidad y conveniencia está empezando a demandar calidad a precios razonables debido a la actual situación débil de la economía. En consecuencia, el sector está respondiendo con tiendas de productos de 100 yen = 1 euro y otros formatos de descuentos o outlets. Algunas grandes cadenas de mayoristas están compitiendo en diferenciación introduciendo productos bajo marcas propias con precios por debajo de los que ofrecen las marcas nacionales y asegurando la trazabilidad de los productos hacia los fabricantes o productores.
Bajo la premisa de que la población japonesa tendera a bajar debido a la baja tasa de natalidad y a la falta de inmigración, el sector alimentario japonés puede debilitarse en el futuro. Los minoristas y operadores de servicios alimentarios están compitiendo por captar consumidores en diversos frentes, vía precios, conveniencia, variedad y/o seguridad. Algunas compañías están intentando sobrevivir en la industria a través de fusiones y adquisiciones o acuerdos que van más allá de sus canales tradicionales de negocio. Sin embargo, a medida que el mercado continúa segmentándose y la población envejece y se vuelve más pudiente, las oportunidades para productos alimentarios de alta calidad y valor solo pueden ir en aumento.
Japón es la segunda economía de Asia, la tercera economía mundial y el segundo mercado de consumo del mundo. A pesar de las dificultades que pueda suponer acceder a un mercado tan exigente como el japonés, una población de 127 millones de habitantes, uno de los poderes adquisitivos más altos del mundo, la lealtad del comprador y la puntualidad en el pago, son razones de peso para que las empresas españolas de alimentación elijan a Japón para vender sus productos.Las exportaciones españolas de productos agroalimentarios y bebidas al mercado japonés alcanzaron en 2012 los 418 millones de euros, lo que supuso un crecimiento del 26% respecto a 2011. Es el tercer año consecutivo que las ventas del sector a Japón crecen por encima del 20%.
Por productos, son los cárnicos congelados los que encabezan el ranking con 92 millones de euros, seguidos del aceite de oliva con 60 millones de de euros, los pescados frescos con 48 millones de euros y los vinos con denominación de origen con 30 millones.
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Un mercado muy exigente
El consumidor japonés siente gran curiosidad a la hora de probar nuevos productos y, por lo general, suele considerar que los alimentos y bebidas importados desde Europa son de mejor calidad y más dignos de confianza.
Es un destino comercial donde la obsesión por el detalle, la excelencia en el servicio y la exigencia son máximas. Por ello, el exportador español de alimentos debe ajustarse a las preferencias del consumidor japonés y no debe pasar por alto que, aunque utilizan los mismos materiales que en Occidente, existe mayor inversión en tecnología lo que se traduce en envases más eficientes y atractivos.
El diseño y la presentación del envase pueden ser más relevantes en la decisión de compra que la propia calidad del producto y por ello deben cuidarse al máximo. Además, como el producto procedente de Europa es considerado como exclusivo y de calidad, esto lleva asociado un mayor precio.
Les voy a dar unas claves para que puedan desarrollar los consejos anteriores:
En términos generales el concepto del engaño no está generalizado en la sociedad japonesa y el consumidor siempre esperará recibir lo mejor de su proveedor que a su vez procurara ofrecer el mejor servicio/producto.
Los hábitos de consumo están muy influenciados por las largas jornadas de trabajo que suelen superar las 40 horas semanales. El uso de las horas extras está muy instaurado en Japón, donde la devoción por la empresa se convierte en uno de los pilares centrales de la sociedad.
Este ritmo de vida tiene efectos directos sobre los hábitos de compra y el formato y tamaño en que se presentan los productos. Entre las últimas tendencias observadas destaca el creciente interés del público japonés, y en consecuencia de los importadores, por productos de tamaño pequeño o presentado en formato “mini” y con diseño atractivo.
¿Bueno a que después de leer esto nos parece que Japón no esta tan lejos?
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